Han notado que todos hablan de que en las diferentes etapas de crecimiento, nuestros hijos tienen cambios de humor que difícilmente logramos comprender y son en algunos casos realmente incontrolables, pero jamas se habla de los cambios que las mujeres sufrimos cuando nos convertimos en mamás.
No se ustedes pero en mi caso tirarme al piso y gritar mientras alguien viene en mi auxilio, nunca ha resultado bien, bueno en realidad nunca lo he intentado pero no creo que funcione mucho, por el contrario pienso que nosotras siempre corremos en busca de un escape en pro de no rasgarnos las vestiduras ni hacer de nuestros problemas un drama total.
Confieso que algunas veces me divierte pensar que fácil seria poder asumir la actitud de pataleta de mi hijo solo para ver como van a reaccionar los que están a mi al rededor, me pregunto si correrán en por de saber que me pasa, si solo pasaran por un lado sin prestarme atención hasta que me calme o si simplemente dejaran que grite como loca desesperada mientras me miran con cara de deja el show mamá.
Amigas no se preocupen si han vivido días así es completamente normal, yo también he necesitado algunas veces esa ultima cucharada de postre, esos minutos de mi serie favorita, esos segundos de silencio donde pude por fin terminar el libro que llevo mil años leyendo, incluso esos valiosos minutos de ducha donde no tenia espectadores.
Pedir tiempo para nosotras aveces es mas que necesario, incluso tus peques agradecerán que te des esos momentos, los cambios de ambientes nos ayudan un montón para descargar toda la energía concentrada y romper la rutina.
Mi recomendación mamá, necesitas unos minutos para ti así sea para quedarte mirando el techo sin hacer nada, esos minutos reparadores de mente y de alma te ayudaran a romper con la necesidad de hacer pataleta de mamá.